Este 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón. Este año, los organismos internacionales decidieron poner énfasis en la relevancia de construir entornos saludables; esto como estrategia necesaria para reducir los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares.
Estos padecimientos constituyen la primera causa de muerte en el mundo y en la mayoría de los países de la Región de las Américas. Según cifras de la Organización Panamericana de Salud, estos causan 1.6 millones de muertes al año; el 30% de ellas prematuras en personas adultas cuya edad oscila entre los 30 y los 69 años.
¿Qué pasa con las cardiopatías congénitas?
1 de cada 120 bebés en el mundo nace con una cardiopatía congénita y, si bien estas no pueden prevenirse, lo que sí puede hacerse es construir entornos saludables y de bienestar para las niñas y los niños cardiópatas que, tras sobrevivir a una cirugía o intervencionismo para corregir su malformación, requieren contar con el apoyo de su familia, maestros y amigos para mantenerse saludables.

Muchas cardiopatías se curan con procedimientos quirúrgicos o por cateterismo. Otras, aunque no se curen, pueden, con estos mismos procedimientos, mejorarse y permitir a las y los pacientes llevar a cabo sus actividades con mayor o menor grado de limitaciones físicas.
El seguimiento cardiológico es siempre fundamental para permitir a los pacientes obtener el mayor beneficio de sus tratamientos.
Vida saludable
Es básico para cualquier persona que quiera prevenir un trastorno cardíaco llevar una alimentación saludable; pero para las niñas y los niños cardiópatas esto se vuelve indispensable.
De ahí que se recomienda construir un estilo de vida saludable integral: dietas bajas en sodio, realizar ejercicio físico poco a poco hasta convertirse un hábito y al llegar a la etapa adulta, evitar el consumo de tabaco.
Esto va más allá de los esfuerzos individuales o familiares. Se requiere un compromiso de la sociedad y las autoridades para promover políticas públicas que difundan y brinden las condiciones que garanticen estos entornos de bienestar: acceso a alimentos de calidad, campañas informativas, espacios públicos donde se practicar actividad física de manera segura y una educación integral para la salud, tanto en la escuela como en la casa.
Esfuerzo de todos
La Organización Panamericana de la Salud reconoce la importancia de trabajar impulsando políticas efectivas para reducir la ingesta de sal, fomentar la actividad física y continuar avanzando en la prevención y control del tabaquismo. Estas son algunas de las medidas que promueve el Plan de Acción regional para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles.
Reducir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares resulta imprescindible para reducir en un 25% la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para el año 2025. Según el compromiso adquirido en el Plan Mundial de Prevención y Control de Enfermedades No Transmisibles.
Es por ello que, en el Día Mundial del Corazón, que se celebra el 29 de septiembre, se intenta concientizar a la población de la importancia de reducir al mínimo los factores de riesgo y sobre el papel que en esto juegan la familia, la escuela y la comunidad.