El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del coronavirus (2019-nCoV) como una emergencia de salud pública de importancia internacional, desde entonces la vida en el mundo cambió a como la conocíamos. Nuestros hábitos y rutinas se modificaron, e incluso muchos tuvieron que suspender sus clases de manera presencial.
Ya pasaron dos años de aquel anuncio, pero la pandemia por COVID-19 continúa y hemos tenido que adaptarnos a las nuevas modalidades, y un punto clave en las últimas semanas ha sido el regreso a las aulas.
Cambiaste de grado, quizás hasta de escuela, pero qué pasa si te enteras que en tu nuevo salón hay una persona que tiene una cardiopatía congénita. ¿Qué harías? Porque sí, las cardiopatías congénitas pueden influir en la vida escolar de un niño o niña.
La guía “Tengo un niño o una niña con cardiopatía en el aula” de Menudos Corazones recomienda que la madre o el padre o tutor le facilite toda la información necesaria sobre su cardiopatía a su profesor y con ello, la alumna o alumno se pueda desenvolver con normalidad porque muchos de ellos pueden hacer su vida como cualquier otra persona.
Las y los profesores deben tener en cuenta que estos niños y niñas en algunas ocasiones tienen necesidades o limitaciones que requieran atención y cuidados especiales pero eso no impedirá que pueda desarrollarse con sus compañeros de clase.
En ocasiones excepcionales pueden presentar síntomas como taquicardia. A veces, los propios niños y niñas aprenden trucos para disminuir o frenar la frecuencia cardiaca. Suele ser eficaz respirar lenta y profundamente.
También, si de manera esporádica aparece fatiga, poniéndose azules o muy pálidos, el tratamiento inmediato es mantener a la niña o al niño en una posición más cómoda, acostado o sentado.
Otra situación que puede darse es el mareo. Si ocurre, la niña o el niño debe pararse de inmediato, tomar un poco de agua y elevar las piernas. Se debe comprobar si la sensación de mareo cede. De no ser así, o si presenta pérdida de conocimiento, debe acudir al centro médico.
Ante la aparición de alguno de estos episodios, se debe contactar con la familia o con su médico.
También es fundamental promover un buen ambiente, fomentar el respeto y la responsabilidad, sin duda el diálogo es, sin duda, una herramienta generadora de cambio e inclusión.
En ocasiones, la formación del profesorado en cardiopatías congénitas, puede ser escasa, por ello, es necesario favorecer desde las aulas el trabajo cooperativo y aumentar la empatía del alumnado organizando actividades de sensibilización. La implicación del equipo docente, estudiantes y familias es fundamental para que niños cardiópatas se puedan desarrollar de la misma manera que sus iguales, en un ambiente familiar equilibrado, fomentando su desarrollo físico, su crecimiento personal y su bienestar integral.