En el marco de la celebración del Día Mundial del Corazón, bajo el lema “Un mundo, un hogar, un corazón” Kardias cree firmemente en la creación de ambientes de bienestar para que más niñas y niños con cardiopatías congénitas vivan en ellos, principalmente en sus familias. Tal como lo es el caso de Andrea Cosme, beneficiaria del programa y quien, hoy puede disfrutar de una calidad óptima de vida a lado de su familia…
Te compartimos su historia:
“Quiero dar las gracias a todos los que ayudan a que más niños como Andrea puedan operarse: a los doctores, las enfermeras y sobre todo a los donantes. Sin su ayuda, Andrea no podría jugar con sus hermanos”.
Cristina Martín, mamá de Andrea.
Andrea, como la describe su mamá, es una niña valiente y de carácter fuerte que sabe que debe cuidarse por su condición, aunque eso no la detiene cuando se trata de correr a casa con sus hermanos y dejar a mamá a medio camino. “Ahora soy yo la que se queda atrás y me corretean para que los alcance” dice Cristina, mamá de Andrea.
Andrea y Sofía, su hermana gemela, nacieron el 15 de diciembre de 2011, en Puente Colorado, Veracruz. Desde el nacimiento, Andrea presentaba un soplo en su corazón, sin embargo, en el hospital Cristina nunca fue informada de su condición. Es hasta el año de nacida que ella se percata de que algo estaba mal con la niña; “estaba baja de peso, le costaba trabajo respirar”. Al detectar estas señales de alarma, Cristina inició la búsqueda de atención para su hija.
El proceso
Durante este proceso, su hermana gemela Sofía no entendía porqué tenía que ayudar a su hermana a subir las escaleras, ni mucho menos porqué Andrea no podía jugar con ella y sus hermanos. Solo sabía que su hermanita no podía correr o subir las escaleras sin cansarse.

Al no encontrar quién le diera un diagnóstico sobre lo que tenía su hija, Cristina optó por mudar a toda la familia a la Ciudad de México. Así fue que Andrea fue dirigida al Centro Pediátrico de Coyoacán, donde finalmente, fue valorada. La doctora que la diagnosticó le explicó a Cristina que era necesaria la cirugía para su hija, pero no ahí, ya que “el espacio era insuficiente”. Ante esto, el caso de Andrea fue canalizado al Centro Médico ABC, a través de Kardias.
Cuando Andrea llegó a Kardias, las cosas cambiaron. “Seguía teniendo miedo, pero siempre me mantuve optimista. Sabía que, si habíamos llegado tan lejos era por algo”. La atención del equipo de profesionales del programa Kardias en el ABC Medical Center. y el trato que tenían hacía Andrea y su familia, le daban a Cristina la esperanza de vida que quería para la niña.
Cinco días fueron suficientes para que Andrea le dieran de alta después de su cirugía. Regresó a casa con su familia y el cambio en su calidad de vida fue casi inmediato: Ahora puede subir las escaleras sin tener que pedir ayuda, jugar con sus hermanos sin cansarse y disfrutar de sus clases de violín. Además, en menos de un año, ya lee y asiste a clases regularmente. Ahora, la única preocupación de Cristina es ayudar a su pequeña a cumplir sus sueños: ser una bailarina y aprender a nadar.