Desde 1999, el 14 de febrero no sólo se celebra el Día de San Valentín, sino también el Día Internacional de las Cardiopatías Congénitas, una fecha que nos brinda la oportunidad de sensibilizar a la sociedad sobre este padecimiento.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se calcula que cada año 303,000 recién nacidos fallecen durante las primeras cuatro semanas de vida en el mundo debido a distintas anomalías congénitas. Los trastornos congénitos graves más frecuentes son las malformaciones cardíacas, los defectos del tubo neural y el síndrome de Down.
Una cardiopatía es un término médico que se utiliza para referirse a cualquier afección o enfermedad del corazón. Existen dos tipos: Las cardiopatías congénitas son aquellas que se originan desde que el bebé está en el vientre, mientras que las cardiopatías adquiridas son aquellas que se adquieren después del nacimiento.
En México, cada año nacen entre 18 mil y 21 mil personas con alguna malformación congénita del corazón. Pero de ellas, menos del 40% tienen acceso a un tratamiento, y en caso de tenerlo, en muchas ocasiones éste es de manera sub-óptima.
Y es que las cardiopatías congénitas en los países en vías de desarrollo son claramente importantes, los defectos congénitos constituyen una de las diez primeras causas de mortalidad infantil en 22 de 28 países de América Latina y ocupan entre el segundo y el quinto lugar entre las causas de defunción en los menores de un año.
Pronta Atención
La gran mayoría de las cardiopatías congénitas sí pueden diagnosticarse de manera prenatal, mediante una valoración de un especialista, análisis de los antecedentes del paciente (historia clínica), además de un estudio diagnóstico de ecocardiografía fetal, realizado por un cardiólogo ecocardiografista fetal.
También se pueden detectar durante los primeros años de vida con la valoración de un cardiólogo pediatra quien se apoya de estudios diagnósticos como una radiografía de tórax (Rx tórax) y un electrocardiograma (ECG).
Existen diversos tratamientos para cada tipo de cardiopatía congénita, algunos van desde administrar medicamentos hasta una cirugía o un cateterismo terapéutico. Y sin duda, el seguimiento cardiológico siempre es fundamental para permitir a los pacientes obtener el mayor beneficio de sus tratamientos.
Signos de alerta
Le cuesta trabajo respirar o lo hace de manera rápida y agitada.
Le cuesta trabajo comer, se cansa o hace muchas pausas durante su alimentación.
La piel, labios, lengua o uñas tienen un tono azulado o morado.
Tiene problemas para ganar peso.
Suda mucho mientras come o duerme.
Se cansa muy rápido al hacer ejercicio.
Ante cualquier sospecha, acude con un médico para que pueda hacer una valoración adecuada y dar un diagnóstico.